Practica 4
Placenta
Objetivos:
-Ver, observar y reconocer la funcion y estructura de la placenta.
INTRODUCCION
La placenta es un órgano
fundamental en el embarazo, ya que constituye la conexión vital del feto con
la madre. Su nombre proviene del latín y significa “torta plana”, refiriéndose
a su apariencia en humanos. Más abajo podéis ver cuál es la apariencia real de
la placenta en unas fotografías.
La
placenta se empieza a formar en el mismo momento de la implantación del embrión
en la pared uterina, acontecimiento que ocurre aproximadamente a la semana de
haberse producido la fecundación.
¿PARA QUÉ SIRVE LA
PLACENTA?
Su principal misión es la de transmitir los nutrientes al bebé. El
nivel de flujo sanguíneo hacia el útero es de unos 500-700 ml por minuto.
Gracias a esa sangre suministra al feto oxigeno (funciona de “pulmón fetal”),
nutrientes y hormonas. También se encarga de los desechos del feto, sobre todo
del anhídrido carbónico que hace pasar al torrente sanguíneo materno para
eliminarlo. La madre elimina esos desechos a través de los riñones.
De
modo que la placenta actúa como un filtro encargado de mantener estas
sustancias nocivas alejadas del sistema orgánico de su feto.
Otra
de las misiones es la función endocrina, esto es, la fabricación de hormonas, entre ellas la gonadotropina coriónica
humana, que es la que permita que el embarazo siga delante. Esta hormona es la
que se mide en los tests de embarazo.
También
sintetiza estrógenos u hormonas sexuales de tipo femenino, que juegan un papel
muy importante en la implantación del embrión, el desarrollo de las mamas y
lactógeno placentario, que controla el metabolismo materno y estimula el
crecimiento del bebé.
Todas
estas hormonas contribuyen a asegurarse de que el cuerpo de la mujer vaya
atravesando los cambios apropiados durante el embarazo.
Si
bien muchos microorganismos como bacterias, gérmenes o tóxicos no son capaces
de atravesar la placenta, por lo que el feto está protegido durante una época
en la que su sistema inmune no está maduro, la mayoría de los virus sí son
capaces de atravesar o romper esta barrera.
¿DE QUÉ SE COMPONE?
La placenta está formada por un componente materno (que es una
transformación de la membrana o mucosa uterina) y otra parte de origen fetal (trofoblasto). El
lado fetal de la placenta está compuesto por cientos de vasos sanguíneos
entrecruzados. En la evolución del trofoblasto se genera la placa coriónica con
los distintos componentes placentarios.
La
porción materna es la parte más externa de la placenta, en contacto con la
pared uterina, por lo que se llama placa basal. Consiste en tejido embriónico
así como tejido materno (la decidua basal con los vasos y glándulas uterinas).
¿DÓNDE SE SITÚA LA PLACENTA?
Una vez implantada y bien sujeta en la pared
uterina, la placenta no se mueve. Puede desplazarse y cambiar de ubicación
dentro del útero, ya que éste es como un globo que se hincha a lo largo de los
nueve meses de gestación.
Normalmente
la placenta está en la cara
anterior o posterior del útero, sin interferir o taponar el cuello
uterino que es por donde ha de nacer el bebé atravesando el canal del parto. Se
le llama placenta previa cuando la placenta está insertada en la parte baja del
útero.
La
placenta previa puede ser oclusiva, si tapona por completo el cuello del útero
o no oclusiva, si el taponamiento no es total.
¿CUÁNTO VIVE LA PLACENTA?
Como
todo órgano, la placenta tiene un proceso biológico: nace, crece y muere. ¿Y hasta cuándo
vive la placenta? Tanto como el embarazo: aproximadamente 40 semanas. Crece
durante todo el embarazo, aunque en las últimas semanas del mismo se estanca.
A
partir de las 41ª semana hay más riesgo de que no funcione correctamente y deje
de transmitir los nutrientes que el bebé necesite para crecer, es lo que se
denomina “placenta envejecida o vieja”.
Cuando
acaba la gestación la placenta suele medir 1,5-3 centímetros de grosor y de
15-20 centímetros de diámetro y pesa alrededor de 450-550 gramos, sin tener en
cuenta el cordón umbilical al que está unida.
El
parto no finaliza hasta que la madre no expulsa la placenta, es decir, hasta la última fase del parto, llamada
“alumbramiento”, en la que sigue habiendo contracciones.
Una
vez que sea expulsada se deberá controlar que esté completa, ya que si han quedado
restos en el interior del útero podrían presentarse complicaciones. Y además se
controla el estado de la placenta la cual puede dar pistas sobre el estado del feto
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